IMPORTANCIA DEL PAPEL DE LOS AGENTES SOCIALES (ORGANIZACIONES EMPRESARIALES Y SINDICATOS) EN LA NUEVA NORMALIDAD EMPRESARIAL

Escribe Alejandro E. Orús en Heraldo de Aragón un interesante artículo “Virus y libertad” (Tribuna. El Meridiano. Alejandro E. Orús, Heraldo de Aragón 3 de mayo de 2020), donde reflexiona sobre el mal síntoma que supone la ausencia de debate en nuestra sociedad sobre la pérdida de libertad por las medidas adoptadas en el confinamiento.

Dice el autor en su artículo: “El poder esgrime la emergencia para justificar el pragmatismo…. pero ha de mantenerse extremadamente cuidadoso para no relegar equilibrios a los que, en una democracia, está obligado. En esa advertencia está, por encima de las renuncias, nuestra dignidad como ciudadanos.”

La reflexión sobre las medidas de confinamiento, sus efectos sobre la libertad individual y la dignidad, me llevan a trasladar dicha idea al planteamiento económico que desde el inicio de la crisis está poniendo en práctica el Gobierno, con escasa o nula participación de los agentes sociales (Organizaciones empresariales y Sindicatos).

Por supuesto una crisis de estas características implica la articulación de medidas de choque para proteger la economía y a sus agentes económicos: en primer lugar a los trabajadores, como fuerza productiva más vulnerable; en segundo lugar a los autónomos, puesto que no dejan de ser trabajadores, englobados en un régimen de seguridad social distinto al de los trabajadores, pero, en la mayor parte de los casos fuerza de trabajo igualmente; y por último a las empresas, dado que son el motor económico que mueve a unos y a otros.

Pero igual que Alejandro E. Orús reflexiona sobre los equilibrios entre actuación gubernamental y derechos y deberes de los ciudadanos, de la misma forma debemos desear que se produzca un equilibrio entre las medidas económicas puestas en funcionamiento, encaminadas a la protección de trabajadores, autónomos y empresas, y el derecho de estos últimos a participar en el diseño de las políticas de reactivación económica.

Las empresas fueron creadas con unas estructuras que se rigen por las reglas del libre mercado, diseñando bajo esos parámetros sus estructuras productivas, laborales, comerciales y financieras, y, si las reglas cambian, el modelo de empresa en su conjunto no sirve.

Por tanto, debemos exigir al poder ejecutivo, que la empresa sea un actor esencial en ese cambio de modelo, dado que nadie mejor que ella conoce los procedimientos que deberán ponerse en marcha para que dicho cambio de modelo sea rápido y, por tanto, eficaz.

Las organizaciones empresariales y los Sindicatos juegan un papel fundamental en esta “Nueva Normalidad” también empresarial.

Igual que los ciudadanos hemos sido ejemplares al acatar unas medidas de confinamiento que sabíamos eran beneficiosas para el conjunto de nuestra sociedad, sin plantearnos que se pudieran menoscabar derechos fundamentales, estoy segura de que los agentes sociales sabrán acordar esa “Nueva Normalidad” empresarial desde una visión de conjunto de la economía del país, encaminada a diseñar el escenario en el que van a realizar la actividad económica las empresas en las próximas décadas.